Marco Antonio Campos
Hacia 1962, en una pregunta a Juan José Arreola, que es un comentario, Emmanuel Carballo (Protagonistas de la literatura mexicana), apunta: «Creo que tú eres una consecuencia lógica de la tradición imaginativa de nuestra prosa y no una flor de invernadero; creo, asimismo, que procedes de una línea que en el siglo XX inauguran Torri, Reyes, Silva y Aceves y Díaz Dufoo hijo». En diversos ensayos, artículos o prólogos, desde hace 25 años, hemos insistido en una admirable tradición paralela de la narrativa mexicana: la literatura imaginativa de brevedades. Es decir, esa suerte de textos, que viven unos instantes como un relámpago o un torbellino súbito, y que pueden tener una vida aislada como género o donde se emparientan en variadas combinaciones entre sí, en unas cuantas líneas, el cuento, el poema en prosa, el ensayo, la fábula, la estampa...